Mandíbulas batientes

martes, 8 de abril de 2008


Es tiempo de reventarnos las olas en la espalda
en el zaguán, que nadie ve los vaivenes azulinos
que se mueren y reciclan en lo penoso del poema

Nos sentamos -sentuvimos- y en tanta masa fina
creada de materias exultantes que se arropan
se hicieron cadáveres arremolinados que se aman

Por encima de la carne envejecida fuimos cumbre
luego cénit y, ya carroña, devorada con dulzura
entre caricias de los muertos, habremos de perdernos

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