Almendro

miércoles, 30 de abril de 2008


Almendra
te has perdido

¡te me has perdido!

suave te has escabullido
a montar D's sabe qué
empresa arboriforme
en terrenos diamantinos

ya nadie saldrá a buscarte
carozo,
ya nadie
para encontrate
e n r a i z a d o
c u a n d o a y e r
e r a s u n p a r o x i s m o

que ahora se pierde en la raiz, en plena tierra diamantina.

Tercera persona


Procura de volverse
y de esperar la reversión
propicia para todos sus amaneceres

de terceropersonificarse
y huir terceropersonificado
como un repique de vacíos

para mirar de lejos
todos los ojos, todos
aires de revolución extramarina

como un reflejo
que acaricia para ser
para ser lejos en el cierre

Dislate


Es un dislate

DIS LA TE

la disección de todo aquello
que duerme con dolores oscuros

No hay poemas de amor
hay lápices filudos
como violines tristes
siempre siendo dagas
marcan el suelo al andar

Y en tanta colección
de juguetes que nos ensombrecen
hay un dislate esperando
que lo descostruyan
en días y días
quiere saber dónde creció
días y días

Paredes altas


cjnedsofeaefeakfhur
etbnoigpwejfwhrjo
reagreiorhgnrsigdgh
eariwstcampodefuerza

para no sentirte

vallavallavallavallavallavalla

para que no me alcances

Tanta inspiración maldita
si no es sólo una forma muerta
para acercar todo lo que quiero morir

sólo queda poner perros.

Todos los desiertos


Tan abajo
tan abajo

Si al menos pudiera viajar
a todos los lugares desiertos
eriazos

Es tan natural
que podría escribirte simplezas
y mezclar todas esas tardes
toda esa arena
en un verso pequeñísimo

Sueño con sangrar
y dejar patente tanta mancha
que se haga forma de sangre
escapada de ningún lugar
sobre el suelo inhóspito

Solo caminar por ahí
de paso por todas las calles
que nunca he caminado

jugando a olvidar
simplemente olvidar

tan sólo la simpleza de escribirte
todos los desiertos

descripción metódica
de todas las cuevas abandonadas
que hay en el mapa
todas abandonadas en setiembre
todas abandonadas por el sol

Canción abisal

martes, 29 de abril de 2008


Corre allá el sol al morir
sus brazos en la frontera
que en el palacio se vuelven 
sonidos, rumor amarillo de abismo

Es la canción popular
lenguas gigantes del mar
pelágicos nudos intranquilos
relamen los restos del plan

Y en la ovación de la falta
nace un goloso señor
con un vacío engastado
será el engreído de mamá

"Ya no te comas al sol
-le dijo al niño el dolor-
trépate al borde del mundo
ahí en que reflejas la carne del dios"

Algo se vuelve a calmar
duermen los fondos del mar
y las caricias que bien le prodigan
los astros le harán descansar

------

Todo se vuelve un volver
gracias por aquella vez
cuando te erguiste encima de pliegues
gritando que habrás de comer



Romance en Hiroshima

lunes, 28 de abril de 2008


Eran paseo y eran temblor
amándose el uno y el dos
nada de humano había en sus ojos
de la mano por campos abiertos

Suelen crecer en el prado
flores pequeñas de seda
tomó una del borde y la puso
justo al centro de sus manos

Algo floreció un paso más allá
donde se besaron los mares
se recogió los pétalos gigantes
como faldas al cruzar el arroyo

Y guarecidos bajo su sombra
acordaron tácitamente dormir
cerrando sus ojos indivisibles
sus manos inalcanzables

Allí fue que todos volviéronse aves
que despertó el estruendo feliz
cuando todos los pactos se sellaron
un día blanco como luz de adentro

Aún recordaban abril
cuando el mundo seguía aquí
cuando el cielo los besó
cándido soplo de amor

Cálida se hizo la canción
navegaron al borde de un dios
suaves los sueños se fundieron
torre de futuro entre sus manos

El cielo ya se olvidó
de aquel botón que floreció
nada de humano hubo en los dos
ya no hay más nada tras la flor

El video del IPP Match 2007

viernes, 25 de abril de 2008


IPP Match 2007 from Carlos Zúñiga on Vimeo.

Decidió - decidirá


Nunca calla en su silbido
se revuelve y se transforma
para depositarse en las veredas
todas con sus curvas amordazadas

Si es que algún día vuelve a crecer
se nos nacerá en los finales de adentro
pero mientras surja de los sórdidos astrales
peregrinos descansados, no me mires...

Suele saltar al vagón
donde sabe que nadie la ve
se convierte en mujer de cardo color
cuadrado de relojes que se cansan

Si mañana decide nacer aquí
donde la forma se ha perdido al morir
y sigue siendo el sinfin de rampas amarillas
que se estrellan, no respires sobre el tul...

Sostenida al golpe mortal
se desenseña sola a callar
y se manifiesta en lenguas de tizón
que son caminos abrasantes

Engañaba a todas las mañanas
a redimir espacios conjuntos de nuez
troquel de cementerios avasallados
por las vidas futuras

Mas si ella decide mudar
todas los refugios brotados de su piel
encontrará en la manta sorderas celestiales
olvidos muy propicios para el parto...



un nosvemos


Todas las piletas serán pupilas
y todas los rombos anidarán en mi piel

mas

no es una manzana grave
que se destruye en tu piel con todos
los fuegos fatuos callejeros
la que me abre los paraísos de papel
la que me tose el futuro en la arena
como sacudiéndose gallinazos de sombra

eres tú

hierba que adormece nosvemos
cuando se unta en las alas




Aún


Aún te quiero
más allá del sueño y del cansancio
siempre son mariposas que no mueren
las que me quitan todo el sueño
pero aún t quiero
y habiendo sumando todos los socavones
todos los kilómetros de túneles vacíos
sé que me duele un precio injusto
que no estoy dispuesto
estoy dispuesto
no quiero pagar
pero quiero pagar y no sé
si en tanta vuelta haya un puente
de esos donde uno va a pescar cielo
de la bolsa de D's

Despiertan

martes, 22 de abril de 2008


Todos los ojos son miércoles
en el blanco todos los miércoles
y se pasan como ocho tuercas
ocho ruidos de hierro gris
hasta que, juntos unos con otros,
excusados por el frío,
se pegan y se retozan
como niños de nube
de los que despiertan los miércoles

El deporte de los ciegos


El deporte de los ciegos
es buscar palabras que se caen
el reto de las palabras que no suenan
que ruedan por las escaleras sin hablar
como palabras imaginarias
he ahí que las manos se vuelven
como oídos, rojos y pesados, nada huele
y frente a todos, las palabras –soltadas- se pierden
ya no se esconden en el piano
no es piano la palabra, es el silencio
el deporte es encontrarlas a todas ellas juntas
presas de los colores que se les imprimen cuando duermen

-¡”¿;?”,:(.)!-…


todos se rebelan contra los signos de puntuación en todos lados para muestra un botón nuestra profesora tila del ipp hace esfuerzos denodados en la medida de lo posible para que nosotros futuros redactores creativos aunque debo aclarar que somos lo menos los que vamos por esa ruta aunque también incluyo aquí a quienes tenemos experiencia en otros campos pero queremos variar demos sentido a las oraciones no escribamos como cavernícolas pero creo que es en vano no muchos muestran significativos avances y peor aun en clase se deslizan todas aquella preguntas llamadas de relleno es decir aquellas con la que alguien sumamente aburrido quiere dar a entender que esta absolutamente absorto en los keynotes de la profesora cuando no es así y termina por preguntar pachotadas

Así que, para cambiar esta situación, ya que la cumpleañera Mariale, -perteneciente a ese tipo de amigas que no tienen la preocupación de agenciarse un Lúaj (ahí va de taquito, Miguel Angel), reclaman por llegar tarde y ,encima de todo, no procuran guardar un vasito de whisky para el invitado ilustre- me viene diciendo que no hago nada por mejorar al mundo, ya que pertenezco a una casta de truhanes propiciadores de hambrunas y calamidades llamados publicistas, he decidido proponer otro vicio de la lengua escrita: la eliminación de espacios. Así, quienes no escriban con signos de puntuación podrán sentir lo que es leer un texto sin ellos… ¡ustedes saben quiénes son!

Hagamosunacampañamundialparaqueestainiciativatomecursoy,asi,podamosalfindemostrarque,cuandocadaunoescribecomoledalagana,perdemosesebeneficioescencialdellenguaje,queeslacapacidaddeteneruncodigocomundecomunicación.¡Nosotrospodemos!

Madrequema


Con cada hermana concepción o dolor
parto o muerte, allá todas las veces
se han aliado los cristales gigantes
de esos que miran cuando duerme la flor
todas calladas, recortando formas

Pero no resiste ningún cristal
a purgarse por aquella dama
que es el espacio insondable
pieza de ciclo que se esconde
tras la curvatura eterna

La madre que quema a sus hijos
que, delicada, irreencarnable, sublime
como todos los pétalos ignotos
se agencia de la voluntad inquebrantable
de morir mil veces en cada fuego

Mas, inextinguible como todas sus hermanas
tiene un paraíso distinto, de corolas caídas
en el que siembra geranios en el vértice
donde se pierden todas las vidas,
en donde nacen todas las muertes.

Finalmente no es nada sino pactos
de brotes, siegas y curas cenizas
que brinden a todas las ramas del sol
sus caminos inexorables
para abrazar todos los destinos

La noche no se deja ver


Te desAnudo
de todo eso que querías mudar

En todos los sueños posibles
que jamás se manifiestan

Porque la noche no se deja ver

Inseductible animala noirada
herida lipídica
droga insomne, adicta al trabajo
que no reditúa nada
como si de besos se tratase

Así que no hay más sueños
donde te arranque la Cobertura
mata densa de música
con la que siempre asocié
todos tus versos erráticos

Rayo cóncavo


Sueño de luz, como aquella vez
en la que una puerta nos impidió retroceder
rúbrica de cielo en esas manos
que cada día son una vuelta a tanto olvido

Y la sumatoria de todos los laberintos
te ha ennegrecido los palacios
abiertos como cuerpos entregados
a la búsqueda de promesas curativas

Todo es una pila de pasos reunidos
gran pira de veces desgastadas
todos surcos se hacen sin sonido
en el avance frente a puertas invisibles

Lento como cada hueso al verse
arrollado por tanto secreto
se vence, y en cada rayo cóncavo
una luz también deja de ser sueño

Como en una pobre Londres


Definió la estancia como un claustro de leche helada, un líquido que, malvado como todos los líquidos flotantes, se le adhería a los huesos. Y aún así, era el porche de los sueños idos, pues ya sin esperanza poco puede uno pensar para sí, excepto por la tibieza del olvido. Así relamió lo que ya había comido, presto para dormir, y soñó.

La fría libertad se zarandeaba huyendo de él, trepándose al limonero más alto del que alguien pueda dar fe. Sin ningún sentido de aguardar a que se encuentre expuesta, regresaba a dormir ya, pero fue envuelto por un pasado de manta tibia y corazón perenne, suficiente para olvidar su condición de exiliado, para unirse a la manada que no llevaba a ninguna parte.

Despertó para llorar, llorar por la leche, por las vueltas de su estómago desacostumbrado de comida, sollozó al sentir cómo el frío es más frío cuando está uno a merced de él, confinados ambos a la quietud del pórtico. En esos casos, la gelidez se retuerce sobre sus víctimas, constriñéndolas, drenándoles el futuro y reemplazándolo por dolores agudos, como caricias de dagas. La víctima entonces conoce en su imposibilidad de huir y se entrega al ballet de su congoja -como hizo él- y siguió llorando sobre aquello que quiso ser comida, que ahora es una irónica comparación con la tibieza humana.

Doncella provinciana

viernes, 18 de abril de 2008


Esa sonrisa era un rescoldo
madrugada que se dibuja
en tanto pensamiento
de la terrible conciencia
que me invade los rincones
de que la enfrentes con la bondad
propia de las doncellas provincianas

Toda una mueca de dolor
un espasmo de recordarte así
con el sol posado sobre el pecho
enredados en los sueños
que suelen huir todos blancos ellos
cada vez que se tropiezan con el alba

vuelta macilente


Tiendo a sentir que te dejo atrás
todas las vidas a la vez
y es así que prefiero recircularme
en la inmundicia de mis pérdidas
antes que asomarme al dintel
porque siempre es un día nuevo
pero siempre es ciclo y noche
que se ve apolillada de sueño
nos pervierte toda percepción
de temporalidad adormilada

Y si fue el antiguo y, hoy aquejumbrado
me recupero de los sueños que se fueron
veo allí mismo tanta vuelta en los ojos
que enmudece la virtud del la vanguardia
porque te veo partir, y en tu ventaja
de celador prevenido que se escuda ágil
rodeado de mañas, sé que ese ciclo no toca
la piedad de entendernos siempre el mundo
tan distinto, que nos recuece la comida tiesa

La isla

¿Me dedicarias una? -C.M.O

Amarrando corbetas a la orilla
como autómatas tibios de la tarde
se tienden mil hombres sobre la isla

Mil cuerdas son mil botes
mil corbetas que se mecen
todas iguales, todas música
que se acarician en la tarde

Toda la isla es reloj sin forma
y así, reloj, se dificulta ser
una zafiro entre esmeraldas

Pero le vale ser una de mil cuerdas
uno de mil hombres elementales
porque su número es el número
el único número que siendo él
igual como todos los rótulos
es uno en sí mismo, porque a nadie
lo mece la corriente como al otro
el mar siempre es una cuna diferente

Todo es menopausia

Sí, de hecho todo fue un gran ardid para provocar que pierda la razón. Tan maquiavélico como puedo ser, desarrollé un plan para, de a pocos, hacerla perder la cordura, y qué mejor manera que lograrlo que con un perro... ¡NO! Mi madre no entiende todo este tema de cachorros, o de cariño, o de vida, en tanto no sea la tuya ni la de los que parió.

Estuve a punto de irme a tomar pisco a casa de don Diego Solís, pisco de por medio- lubricante de conversaciones- como a conocer su morada de una buena vez, que no es ético tener amigos de los cuales no conoces su cobacha, ni siquiera un atisbo; pero primero debía ir a dejar mi mochila. Al llegar resulta que, entre lágrimas y ataques hormonales, mi madre me dijo que "ya había sido todo" con el perro, había orinado sobre su cama.

Yo he orinado sobre su cama, de bebito.

Mi hermano ha orinado sobre su cama.

Mi hermano orinó sobre la cara de mi papá.

.

.

.

No es nada del otro mundo, excepto porque "no es mi hijo", dijo ella. Y eso fue todo. Aún no tengo US$70.000 para un departamentito que pueda llamar "mío", ni una suma considerablemente inferior para comprar unas pastillas mágicas, de esas que las mujeres en sus cincuentas toman y les regulan las hormonas. No sé qué va a pasar durante este tiempo en el que a la madre, avatar de la casa, se le viene la menopausia.

TODO ES LOCO AHORA.

Derruyendo

jueves, 10 de abril de 2008


Victimarios de la tierra
eternamente repetida
se amotinan en un cúmulo
una comida amistosa

Cotorreo que desgarra
los granos de tu puente
te profanan lo ausente
con obsesiva calma

Malentendidos


Es irrefrendable el gesto
de las manos celestes por darme
la nada cernida en mañanas

Tal vez que al enroscarse fatiga
el tronco que nace de los ciegos
y cae mil veces sobre sí

El ciego y su tronco
enfrascado en la lucha 
con los señuelos azules
todo es una dádiva inexpugnable

Y se nos zozobran los cantos
en medio de víctimas blancuzcas

Imperceptibles delatores
han transmutado en bondades
mal entendidas, todas llagas
caricias dolorosas del alma

[Pb]

miércoles, 9 de abril de 2008


Que para hundirte no necesite refulgir
es una constante de los sabios de los besos
y no hay provecho en reflotar las almas
destinadas a la draga a fuerza de dientes
de lúbricos lechos abisales, que los hay

Ha sabido descansar agazapado
en congojas acorazadas que se ciernen
como una profundidad que se proyecta
detrás del hombro y el mimetismo
que provee el suave veneno del futuro
no se ve ni se percibe con los labios

Las manos son ahora grandes ciegos
conquistados grandilocuentemente
por gitanos de los sueños, grises,
es que en un síncope nace una piedra

Todos los tú

All of my memories are happy tonight
I've had a love of my own. -Oscar Hammerstein

Te recuerdo en todos los rostros que recuerdo
y todos esos rostros son tuyos a la vez
pero no eres nadie sino muchos que se encuentran

Se dan la mano todos, sabiéndose enemigos
así nada importe en mi patio trasero
son conscientes de su presente ausencia
de la multiplicidad de aquella empresa

Eres un único amor que se ha partido
reproducido en un sinnúmero de muertes
que se encuentran para volver a morir juntas
tan poca intención que les alumbra

O tal vez, siendo dueño de sus apariciones
quiera yo que me arranquen una sonrisa
cadavérica, como en todos los rostros de la parca


Lluvia


Esta historia -siempre un nacimiento-
espumosa, presa de la gravedad
se precipita con fluidez a atravesar
pasados ígneos, tantas veces como surgen

Y, ya en su cauce, como todas las historias
contenida en un suspiro, se retuerce
dejándole serpientes a los perros
dejándole las muertes al destino
es un clímax sinuoso que describe
en todos los terrenos entibiados

Hasta que un delta, sin saber de historias
la desgaja como débil fruta dolorosa
para verla zigzaguear desencontrada
revolcándose de placer, animal trapezoide
sobre la espuma que es un nacimiento
y que es muerte, mientras se funde con el sol

-el sol siempre es un nacimiento
como todas las historias-

Estentor


Se rompen con suma calma
lentamente, unos sobre otros
en esquirlas que subliman la llovizna
como cuadros vítreos superpuestos
que se miran y sonríen, tan calmos
una plétora de lunas desorbitadas

Lo único corriente como el tiempo
son los estentóreos dolores de los fines
que se extienden agónicos
  >
<
  >
<
  >
hasta los límites del quiebre que nace,
al hablarme de amores que mengúan,
de quejumbrosos cristales que se caen

[Ag]

martes, 8 de abril de 2008


La plateada y agónica corbeta de otros mares
yace lejos, sacrificando los velos superpuestos
disonante de los soles que le agencian todo el brillo

Para verse desde aquí, desde lo lejos
incitando todos los reboses de ánimas confusas
cuando sepan que la plata es siempre un mar lejano

El otro lado


Como un justo desagravio
a tus recovecos insondables
prescindiré de mi omnisciencia
ante tu aroma de verdad
y con brillante taumaturgia
me volveré ruin objeto de mi verbo

He caído de tez frente a tu vientre
tal vez un día más como un placebo
regurgitando amores planos, amarillos
para luego desvanecerme entre silencios

Y no monté guardia por tus orillas
te remilgaba los jirones de los sueños
quién tan malvado, te deshacía
todos los amaneceres venideros

Al irme, incluso, te sepulté bajo una promesa
todos aquellos sueños sempiternos
para viajar a los confines del absurdo conocer
de los magros sinsabores de la lejanía

Me quemo por dentro pues, y con razón
todo fue el tánatos posado en árboles etéreos
que nos rascaban los cielos rasos con dulzura
ahora colosales mausoleos quedan, hediendo
como titanes heridos, recogidos sobre sí
nada de esos techos aguarda ya en aquellos

Mandíbulas batientes


Es tiempo de reventarnos las olas en la espalda
en el zaguán, que nadie ve los vaivenes azulinos
que se mueren y reciclan en lo penoso del poema

Nos sentamos -sentuvimos- y en tanta masa fina
creada de materias exultantes que se arropan
se hicieron cadáveres arremolinados que se aman

Por encima de la carne envejecida fuimos cumbre
luego cénit y, ya carroña, devorada con dulzura
entre caricias de los muertos, habremos de perdernos

Moco de Alien

domingo, 6 de abril de 2008


Como por inercia al haber estornudado, levanté la cabeza rápidamente -achú- como mirando hacia el cielo, en ese tipo de reacciones con las que el cuerpo pretende engañar a la enfermedad pensando que ella fue más lenta que él y que con el brusco movimiento ésta quedó desorientada mirando desde el aire diciendo "cómo no me moví hacia arriba con él". Así posé los ojos en el cielo, en los brillos del cielo, los dos, luego tres, luego dos, todos los brillos del cielo.

Cuando tenía 11 años, en plena partida de Telefunken, mis padres junto a mi ex-tío Lalo y su esposa, salieron al balcón, provocados de cigarros. Afuera, el vecino del departamento de arriba extendía su brazo como para sumar 50 centímetros al alcance del zoom de su cámara de video, y gritó hacia abajo "miren, hay ovnis". Yo bajé a ver también, y efectivamente, era una danza de luces, ovnis o no, eran puntitos de colores que se movían erráticamente, titilaban y luego cambiaban su posición, como en una suerte de coreografía de guerra. Ese video luego fue sobreescrito con un interesante capítulo de alguna telenovela brasileña, dándole todo el crédito de dicha acción a la cuidadosa hija del vecino. Esta escena, a su vez, me hizo recordar un aterrizaje, que vi desde el cuarto piso de la casa que teníamos en el pueblo fundado por mi abuelo, en medio de la selva, una poco tranquilizante escena que hizo poco menos que quitarme el sueño de lleno, además de aquella imagen terrible cuasi-apocalíptica que viví en 1988, en la terraza de mi depa, el día de mi cumpleaños.

Me soné el moco, parecido a la sangre de Sigourney Weaver en Alien Resurrection, antes de que lograse escapar de mi narina, mientras seguía mirando el cielo totalmente absorto. No sé si eran ovnis o no, eran dos y luego tres luces, suspendidas en el cielo, luego moviéndose lentamente. Es muy improbable que por algún fenómeno metereológico se haya podido divisar una carretera de esas que serpentean la cordillera desde mi departamento, incluso creo que es muy improbable que alguna de aquellas alcance semejantes alturas, pero no hay nada mejor que dejar una duda razonable, porque siempre son dudas razonables y, más certero aún... no es que las cosas no sean lo que parecen, sino que jamás sabemos lo que quieren ser, ni lo que son.


Cielo suspendido

jueves, 3 de abril de 2008


Nadie vive en el consuelo
solo los halos que se llevan todo
para morir al borde
y cuánto de tu boca se desteje
para alcanzar los horizontes
temprano mañana

No es pues modo de llegar
esperar recibir soles en el regazo
no, solo gota de nada agencian
todas las nubes encontradas
como la venganza del pasado

Paséate pidiéndole a los niños
panza de cielo que te alberguen
los pedazos que te huyen
aunque careces de la conciencia
de verlos proclives a hundirse en ti

Aunque todo suela ser una profecía
mastica los relatos, que no son y
en tus fondos nada es certeza
es una corazonada, no lo supe nunca

La súplica


Esta noche se hundirá
sedienta de vivir así
en tus carnes celestes

Aún que es día lloras
pensando quebrar la inevitabilidad
pensando que ella sabe de errores

no se va a enternecer

Baila un tango, se desliza
y cae en sus brazos
toda noche es una siega

Ya se va llevar mis ojos
que crecen de los muertos
aunque sea día, y llores

El duende de la taza azul


Qué sutil violín escuchas hoy, sentado al borde de la cama, cuando es muy temprano para moverse, o muy tarde para tomar una decisión. Pero los violines calmos nunca llegan a penetrar tu coraza, porque te encuentras sumido en no pensar en eso. Es el miedo a ti mismo, ese miedo que no conoces, privado te encuentras de saber que todos los hombres reptan hasta tu espalda para rozarse como satisfaciendo el fetichismo de la ausencia. 

Placebo de foto negativa, la cargas y ha reemplazado los lugares de siempre, es el paisaje que no te has dispuesto a contemplar, foto que es una tapa sobre un vuelo de ave y una tacita azul. "Sírveme" musita imaginariamente el duende que se siente perdido hasta en el pasado. Nadie supo cómo llegó ahí. Y nadie supo tampoco supo cómo se fue.

La vaquita

martes, 1 de abril de 2008


Fue desgarrador el instante en el que me enteré que no había más vaquita. No es que yo haya afianzado unos lazos profundos con ella, ni que haya sido mi mascota de niñez: La verdad, a esa vaquita sólo la vi ella siendo aún ternerita. Aún así me dolió en el alma el que ya no sea mía.

Mi abuela está sentada en la mecedora de la casa hacienda. Ella hasta hace poco era una firma, una rúbrica, hoy es una viejita sentada en una mecedora. Ya no se puede mecer, ni ella ni la mecedora., los años le han entrado a las dos y han decidido quedarse. Es que, sin medicinas ni cuidado, habiendo ya cedido en vida los terrenos que la mantenían aún "importante", carece ahora para su hijo, el flamante administrador de facto de todos los bienes, de valor alguno. 

Vivía ella en la ciudad, e iba a ver cómo iban los trabajos en la hacienda. Ahora no hay nada que ver, en sus momentos de lucidez toma conciencia de su estado, de encontrarse despojada de todo, sentada en la más absoluta soledad, pretendiendo mecerse en una mecedora que no se mece. Esa es la más sublime de las ironías.

Entre las cabezas de ganado se encontraba mi vaquita, aquella que fue vendida sin consultármelo por mi tío, el administrador, y cuyo dinero jamás vi. Mas el dinero no era lo importante aquí, la vaquita era el recuerdo de aquellas épocas en las que la familia era familia, y no las cabezas de ganado una medida del valor de sus miembros.

Ahora no hay vaquitas ni terrenos y espero, por su bien, que mi abuela no tenga un momento más de lucidez nunca, para que no se vea a sí misma abandonada, sin medicinas, sin nadie que la cuide, sabiendo que, ahora que ha cedido sus propiedades a un avaro hijo, su vida es una mera circunstancia, circunstancia a punto de terminar en una mecedora.