Con cada hermana concepción o dolor
parto o muerte, allá todas las veces
se han aliado los cristales gigantes
de esos que miran cuando duerme la flor
todas calladas, recortando formas
Pero no resiste ningún cristal
a purgarse por aquella dama
que es el espacio insondable
pieza de ciclo que se esconde
tras la curvatura eterna
La madre que quema a sus hijos
que, delicada, irreencarnable, sublime
como todos los pétalos ignotos
se agencia de la voluntad inquebrantable
de morir mil veces en cada fuego
Mas, inextinguible como todas sus hermanas
tiene un paraíso distinto, de corolas caídas
en el que siembra geranios en el vértice
donde se pierden todas las vidas,
en donde nacen todas las muertes.
Finalmente no es nada sino pactos
de brotes, siegas y curas cenizas
que brinden a todas las ramas del sol
sus caminos inexorables
para abrazar todos los destinos