Caminata

lunes, 14 de enero de 2013

Es de noche
y nada en el cielo canta
-excepto por el viento
que no te toca,
y cuando no te toca
le gusta silbar conmigo-,
él me hace coro mientras
abro en el ciudad
una cicatriz latente nueva
que une los puntos por vez final
pues la estadística
nos lo enseña con un cuadro
que cae ominoso para reemplazar
todo aquello que no es ciencia
-excepto cuando la ciencia
explica aquello que no lo es
y la vuelve ciencia
a golpe de verdades-,
todo aquello que albergaba
oculto de las fórmulas
que siempre decían
lo contrario a lo que,
siendo hoy silencio negro,
se interrumpe sólamente
por pasos lentos
y dos silbidos que
desde tu ventana
cada vez suenan
más y más lejanos.

En tus términos


No pidas que te guarde que así es como te quiero
con mantra de rechazo y mesa para uno.
Amo tu ausencia y el eco de tus pasos
viento perfumado y volumen negativo.

No quiero saber que te tengo
sino que quizá pude haberte tenido.

Cerca es pasado, es nada, es conseguido
mejor que sea promesa, un beso en potencia.
No serán, pues, tus ojos en los que me extravíe
sino esos mismos ojos los que habré extraviado.

No quiero saber que te tendré
sino saber que quizá te habría perdido.

Miraflores


Miraflores a seis por hora
extiende su noche plena
-ironía vestida de sol mayor,
traje de viejo sol alegre-
que, cuajado en mis labios,
me lleva sin querer
mientras me cantan los muertos
al balcón imposible
donde dejé de ver una noche

Silencio vibra


Si conversáramos de aquello que callamos
no pasaríamos la tarde desenredando nuestras lenguas
para encontrar el secreto que yace en el centro del nudo
tejido de omisiones,
de lo que supones que supongo,
de lo que supongo que supones.

Sería burbuja desnuda de lenguas pudibundas
que vibra al viento estallando en más silencios
hechos de silencios
y estaríamos frente a frente, contemplativos
callando nuevamente aquello que no dijimos
mientras nos escarbamos los ojos

Arena


Una mano trata de atrapar al cielo
mientras la otra dibuja
sueñitos en la arena
aún cuando el verano nos dijo
que la arena despierta
siempre en otro lugar del mar.