Revira ese barco, ven aquí
acabo de convertirme en un puerto soleado
Remece los montes de la frontera
con tu voz de caldera que se impregna en mis terrenos
Renace en los cielos las aves
despréndelas de los árboles, maduras
Remueve el mundo en esa nota
en un Re eterno, indisoluble de nosotros
Re
miércoles, 17 de diciembre de 2008
Escrito por @KNO_Z a las 12:03 a. m.
Tags> poema
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