Vamos a salir por esa angosta calle
que al borde del acantilado desemboca
para vernos como esperaba, bajo el sol
y hacer mucho más tenues las palabras
Todas las veredas huelen a mar
y, sin embargo, retiros son del alma
que se entrega gallarda a su destino
presente como cuerdas de fantoche
Caminando es que nos vimos y al final
supimos lo que supo aquella calle
al inicio reflejando nuestras sombras
guardaba para sí el que éramos nadie
Sombra de títere
lunes, 12 de mayo de 2008
Escrito por @KNO_Z a las 1:20 a. m.
Tags> poema
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