Con el correo que recibí de Javier mi vida dio un vuelco. Estuve, pues, el jueves en la puerta de la agencia entrevistándome con él; productor general, me dijo, la coordinación de toda la producción, te gustan las macs y hay tres marcas que amo: Apple y Toyota, te llamo durante la semana.
Ese día salí de la agencia a ver el mar, a pensar lo bonito que tiene la Lima de Adán, un barranco que te separa de aquello que te inspira, y lo deja a una prudente distancia para dedicarse a la mera contemplación. Es que, en el proceso suicida del escritor, cada inspiración es una tentación de perecer en el seno de la musa, como para morar eternamente en ella.
Luego me iba yo al evento que tenía por la noche, para encontrarme con toda esa gente que conocía allí. Pero lo mejor fue encontrarme con quienes no conocía, hace mucho que ese tipo de ojos no miraban éste tipo de ojos. Y así fue, el whisky se encargó de lubricar la velada, y la velada se encargó del resto.
Fui a mi cama a dormir para hacer nacer al viernes en el que, por la mañana, sería un productor general de una agencia grande e iría por las calles de Barranco pensando en la noche de ayer. Es que no quería otra cosa que ver el mar así, distante, pues ya no tiene sentido morir en aquello que brilla pero no es musa nunca más, ahora solo es bonito lugar en el que se refleja el sol.
Mañana, lunes, estaré una vez más camino a Euro RSCG, tratando de entender aquel vuelco que la vida prodigó.
Ese día salí de la agencia a ver el mar, a pensar lo bonito que tiene la Lima de Adán, un barranco que te separa de aquello que te inspira, y lo deja a una prudente distancia para dedicarse a la mera contemplación. Es que, en el proceso suicida del escritor, cada inspiración es una tentación de perecer en el seno de la musa, como para morar eternamente en ella.
Luego me iba yo al evento que tenía por la noche, para encontrarme con toda esa gente que conocía allí. Pero lo mejor fue encontrarme con quienes no conocía, hace mucho que ese tipo de ojos no miraban éste tipo de ojos. Y así fue, el whisky se encargó de lubricar la velada, y la velada se encargó del resto.
Fui a mi cama a dormir para hacer nacer al viernes en el que, por la mañana, sería un productor general de una agencia grande e iría por las calles de Barranco pensando en la noche de ayer. Es que no quería otra cosa que ver el mar así, distante, pues ya no tiene sentido morir en aquello que brilla pero no es musa nunca más, ahora solo es bonito lugar en el que se refleja el sol.
Mañana, lunes, estaré una vez más camino a Euro RSCG, tratando de entender aquel vuelco que la vida prodigó.
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