Abrazo

jueves, 12 de junio de 2008

Venía caminando mientras tarareaba Normal 1, esa canción que siempre me sale más bonita cuando pienso con la cabeza en el suelo, llegué a mi casa y me senté en mi escritorio.

No hay nada nuevo bajo el cielo

Cuando solía estar triste, repartía un sinnúmero de amenazas de abrazos, en forma de pagarés. Los abrazos quitan el estrés, y hoy ha sido un día de estrés. Los abrazos extramarinos no son abrazos, ni tampoco lo son los del oso, o los que le das al perro.

En una época de depreciación de todos los bienes inmateriales, los abrazos suelen ser baratijas en las esquinas, y no hay por dónde encontrar uno de esos que realmente te quitan el peso de caminar en una ciénaga con los ojos vendados, y los extraño.

Extraño los abrazos como parte del gran paquete de bienes que sirven como sales de baño, chocolate en la almohada y servicio al corazón. Todo es un añorar larguísimo de brazos que remuevan las algas de mi carcasa de bote azulino y le den limpieza a mis estelas para que, habiéndose el cielo pintado de mar un día de aquellos que se fueron escondidos, amanezca desahogo en las esquinas justo en el momento en el que se apaguen las farolas, las luminarias que durante la noche contuvieron en sus límites de halos de luz todos los abrazos potenciales que no se dieron...

...todos esos abrazos, que de tanto haber vivido, hoy se vuelven dulces amenazas imaginarias.

2 comentarios:

MIK dijo...

Hibukim javer!!

@KNO_Z dijo...

toda rabá javer shelí