He ataviado al niño
que no por el aggiorno niega su infancia solar
lo he montado sobre los miles de caballos estelares
el infante es miedo
que galopa ciego al dolor que le causa
el misterio de las mieles que le esquivan
Como si cruzara el mundo
por una piedra que en los veranos
suele convertirse en corazón
El niño tiene sus costumbres
sus mañanas de ceguera que lo invitan
a volverse camino de canción
es la pérdida de la distancia que lo conmueve
y se arma de silbidos inmortales
Todos como un sueño blanco
como un viernes que se dibuja para siempre
en la punta de su nariz de paja
Niño de sueño blanco
jueves, 5 de junio de 2008
Escrito por @KNO_Z a las 1:28 a. m.
Tags> poema
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