ST

jueves, 1 de marzo de 2007

camina tu vértebra cansada
con el fango de la duda en mi camino
qué piadosa espera, tu lluvia gris
que curte los prados con su enojo
de pregunta deforme que se postra
enredando tu mañana en mi espesura
en un acto egoísta de mundana
decepción universal,
jalando un velo informe que te cubre
como flor adormilada
no te encuentro ya la forma de canción

termina tu sonrisa y desciende en mi camino
sólo pierde tu mirada en mi temor
que andar en paralelo nos asusta
y drena astros de mi centro
o piérdete como nívea reticencia de los cielos
que sólo quiero ver salir al sol

se pregunta mi carozo si es que nunca
podré alcanzar tu corazón
ya no quiero ser el diapasón que grita
ni huir de mi lienzo perfecto a las tardes
quiero dejar de pintarte la brisa
que me canso de remar la tempestad
prefiero encontrarte el pasado o descansar
que flotar en lo tibio de tu noche ajena
como un sueño variopinto que no formo
un desorden de tu alma que no enhebra
la enseñanza de tu tiempo el corazón

déjame cantar o déjame morir
déjame morar los pálpitos del mundo tranquilo
o correr en la grama que me atrapa
para hundirme en el trópico desesperado
y ser picado por la tierra que me espera
que el mundo cierra sus filas contra mi pecho
es que ya quiero vivir en la lengua de las moscas
o ser habitante de tu cielo
no quiero reptar por la luna,
esperando la escalera perfecta
para llegar hasta tu amor

al ver las marcas de tu cuerpo que me gruñen
las heridas son efluvios del pasado
que me cantan para unirme con el mar
de tu desdén que me señala los parajes
tan eternos que me inundan con tus aguas
quiero ser sólo por hoy cielo
no quiero trepidar a tu frontera
que me siento un extranjero ante tus ojos
y es que me pregunto en mi descanso
si llegará la daga que acabe mi poesía
o ese rayo que comience en tu canción

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