Caminar el estacionamiento de "El Jacarandá" siempre fue encontrar repetidamente, el mismo día, aquel engranaje derruído. Lo cargué siempre, durante años, cuando guardábalo en mi cajón.
Luego, por un momento pensé que tanta sinfonía de besos lo habían curado. La magia que pensamos todos los chicos, era pues verdad. Refulgía el engranaje, y ya no era un Qof, sino una Samej.
Felicidad esquiva que me hizo dar cuenta un día que Samej no es Sameaj, fue la que me hizo descubrir también que la ceguera es el punto más cercano entre dos puntos: Yo y Yo. Ahora, en un cuaderno reciclado, reza una frase "Para los escritos de un músico, poeta y loco. Tu hermano"... y no le creo.
Qué curioso el dibujo del engranaje al lado de la dedicatoria, brilla estando incompleto. Nada más sabio, nada más irónico.
El engranaje incompleto
viernes, 4 de enero de 2008
Escrito por @KNO_Z a las 5:32 a. m.
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1 comentarios:
Lo bien que hace saber hebreo javer jeje, logré entender a cabalidad su entrada.
Saludos fraternos por su buena pluma y que este 2008 sigamos disfrutándola.
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