Desayuno

miércoles, 16 de enero de 2008


El pan es siempre un viaje
y doblado mi brazo para herirlo
veo tanto en tanto los lunares
que dibujan las esquinas
en que te tuve cogido por las venas
tras tanta distancia hogaza
que entre tu y yo se manifiesta
en los bichos que caminan,
las entrañas manifiestas de tu nada

Ahora todo es ir y volver
denso vaivén de columpios brillantes,
aterriza una gaviota redonda y al verla
no recuerdo qué nos rezaba el espejo
mientras Roma caía bajo el mantel

Cuando tu nombre sonaba
como la mitad de un palíndromo
rascaba la corteza de mis sueños
y no lograba asestar la puñalada
-la mañana no se deja rellenar de dulce-

pan duro, hogaza vieja
no me presto para vicios del destino.

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