El día empezó como a las 1:30 de la mañana realmente, llegó en forma de SMS y decía "Te extranio :(". Pero en ese momento hablábame Lopo sobre su destreza en las artes amatorias, y yo me cubría la cabeza con una almohada para tener la mente a oscuras, y no poder ver lo que estaba imaginando. Así es el sufrimiento del abstinente.
La conversación tomó otro tono y terminamos hablando de sus eternas tribulaciones y de su amor no correspondido. Llegó la hora de dormir, ya eran como las dos (cervezas) y media.
In Crescendo
Ya que ayer había terminado junto a Perrito, el Panda Banda y Lopo un tercio del trabajo de Marketing, hoy el día fue tranquilo para sorpresa mía. Fui a entrevistar bodegueros junto a Paolo y a Panetón, descubrí que uno de ellos era inclusive economista. Al terminar, compré una chocosoda y caminamos de vuelta los tres, para que luego Paolo huyera.
Candiotti se movía como uno de esos muñecos que ponen en los centros de diversiones, restaurantes de poca monta en la playa y eventos sin gracia ni gusto, de los que, con el aire de un compresor, levantan los brazos y los agitan como si tuvieran un ataque epiléptico focalizado en sus miembros superiores. Así es que vimos su presencia a la distancia, había venido por la monografía de Marketing. Y los tres subimos a mi casa, con toda la intención de trabajar.
Los dos tercios restantes de este trabajo se dividieron de la siguiente manera:
Panetón: Traer un doc con copy-pastes de información de distribución sobre Red Bull, molestarme, aportar datos interesantes, insistir en terminar rápido.
Candiotti: Tipear dos medios párrafos, molestarme, jugar Magic con mi hermano en su cuarto, regresar a molestarme, conversarme sobre chicas que alguna vez conocí en el Sophianum.
Kño: Transcribir entrevistas, procesar la info de Red Bull, redactar la info faltante sobre políticas de distribución de otros productos, corregir el texto final.
Un típico día de trabajo en grupo.
Los primeros espasmos
Imprimimos temprano la investigación, y a pesar del exceso de trabajo, estaba contento. D's, en un momento de felicidad, hizo que llegásemos temprano al instituto para estudiar gestión. Fui donde la secretaria y pedí una mota para empezar la clase de repaso.
La posta me la hizo J.J. Tirado, quien trató vanamente de jugar con nuestros nervios (debo decir que algunos sí sucumbieron ante tal presión). Bajó el ecran para ocultar mis notas en la pizarra, pero el ecran, rebelde como el alma de la sección, decidió tirarse para arriba. Todos nos reímos, los nervios estos días andan como cuerdas de piano. Pero ya sabía que el examen no iba a ser del otro mundo, y el resto del salón también lo supo al verlo. El, digamos, menos iluminado, podría sacar un trece redondo como cualquier número primo.
Así que tocó el timbre y todos salimos corriendo igual a los petisos de "Carrousel de niños", solo que en vez de una Maestra cuyo nombre no recuerdo, tenemos un profesor que es el cruce in-vitro entre un limón y Chicken Little: un pequeño ceviche de pollo. Así, con él y con su examen, fue felicidad todo, la gente tenía los ánimos volando por sobre ellos. Y entonces descubrí que soy el alumno favorito de Eléspuru.
El coitus interruptus
No hay sensación más fea que la de sentir que uno pudo hacer algo por salvar una relación -perdón, hizo todo por salvarla- y aún así ver cómo se hunde, como una mala dramatización del hundimiento del Titanic (quebrada en dos, en medio de gritos y con mucho dolor). Pero dentro de esa sensación, más que el dolor que causa al pasar, es la impotencia de sentir interrumpido el sueño, que resultó que de compartido tenía lo que de izquierdista tiene Oppenheimer. Y no fue esa la única interrupción frustrante que hoy día vino a mí.
De entre todos los profesores extraños que pululan el IPP y son dignos de la más dedicada observación clínica, hay uno pequeño, que algunos atribuyen al fruto entre Mario Bros. y el Señor Mascamadera del tío Joey: Mr. Eléspuru Bros. Compungido lo vi hoy corrigiendo exámenes de beto a saber qué ciclo, por lo que me acerqué a preguntar cómo le había ido para andar con semejante semblante. Se tomó un tiempo entre las correcciones y me dijo con una voz de candidato al suicidio: "estoy cansado", luego movió graciosamente sus cejas y yo le deseé suerte y un merecido descanso, para luego disponerme a salir de la sala de profesores.
"Tú me eres un chico que me cae bien" me dijo "ven", yo volteé extrañado a mirarlo desde la jamba de la puerta de la sala, luego me acerqué, y abrió entonces su folio cuando me dijo "te daré tu nota del final, pero no le digas a nadie". En consecuencia, guiado por mi fuerte convicción cristiana, prometí por la Sarita no decir nada, ni siquiera mover las cejas, para que la gente no me relacione con la infidencia que acababa de cometer conmigo el profesor. Pero cual novela, atrás nuestro, agazapada y mimetizada como un gecko en un edificio brutalista, estaba Teffy subrepticiamente espiando los registros de notas de Mascamadera.
Mi nota es un pasaje automático al sustitutorio de Economía, y me pesaba el alma suficiente con saberlo, luego de haber pensado siquiera que podía haberme sacado un dieciseis el día anterior. Pero con únicamente cuatro aprobados del total de la sección y una espía con información fresca, desde ese instante todo fue un polvorín.
"Ahh te bañaste..."
No sólo yo me encontré con chascos tan monumentales, no sólo fue el de Eléspuru el que frenó en seco a todo 2U, haciendo memoria debo decir que la primera desilusión de hoy fue la de Lopo que, presagiando el tipo de día que nos tocaría a todos, recordó el miércoles pasado y su salida con la chica de sus desvelos (de sus sueños fuera si lo dejara dormir), y cómo fue todo luego una montaña rusa que se acabó en la mejor parte.
La felicidad es, como lo dije en un post anterior, una intermitencia con la que aprende a vivir el hombre, como un hipo del alma. Pero a ésta uno la extraña cuando se va, cuando se corta tan de golpe como un coitus interruptus, ya sea por amor, por las notas o por lo que sea, porque así siempre queda dentro tuyo algo que quiere salir.
Todo eso conversamos camino a casa de Perrito él y yo, cuando entre epítetos coloridísimos proferidos a Eléspuru, mientras yo además recordaba a B, a N y todos los sueños truncos que encierran, supimos de muy mala manera, igual a lo que sienten ustedes al ver que este post se acaba, cómo es que se siente ser cortados en pleno.
Día4 - Jueves 13 - Coitus interruptus
viernes, 14 de diciembre de 2007
Escrito por @KNO_Z a las 2:03 a. m.
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1 comentarios:
Vale decir que me distrajo de la melancolia con la que hoy extrañanmente amanecí javer.
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