Hay días, semanas, u otros tiempos más largos (si D's no te tiene en buena estima) en los que el mundo comienza a dejar entrever sus desperfectos. No me refiero a terremotos, erupciones, incendios u otra cosa parecida, solamente basta con levantarse un día y darse cuenta que el universo entero tiene un cólico menstrual. Ahora, cómo es el cólico menstrual del universo? PANTAGRUÉLICO. Así como lo leen, desastroso.
Llega un punto en el camino sin estelas de Machado en el que volteas y notas que, con esas estelas, se va el mundo como si el océano fuera el excusado de D's. Un "nos vemos" entonces no es más que una negación. Salir en esos días es exponerte a caminar sobre un puente hecho íntegramente de spaghetti (es un mero recurso estilístico, ya que un puente de tagliatelle podría tener mayor resistencia), y poco a poco asoman "los tiempos idos, pero qué extraña niebla".
Ya en el puente, dormir se vuelve un placer utópico, y el recuerdo es un deporte doloroso, como jugar a patear -descalzo- al erizo. Algún día lejano ya, todos erigimos unos modestos templecillos y en él habitamos con la gente que queremos. Otro día descubrimos que los naipes nunca son la opción más segura para una edificación. Y de entre los restos del alma arrastramos un sobreviviente, lacerado, porque al caer el alma caen también los guardianes.
Si Fito lo pensara, diría que una foto es un gatillo, una navaja que nunca toca sangre. Pero más allá de habernos convertido en lluvia alguna vez, siendo nosotros la misma tempestad de la que nos guarecemos, siempre hemos de saber que tras la colisión cataclísmica de las placas de nuestros mundos, nacen montañas, para estar más cerca del cielo.
Ahora hay nuevas personas, y es bonito descubrir ser algo en el corazón de alguien, entender que la experiencia (que con extraño masoquismo los cristianos llaman "cruz gloriosa") no es sino el manual perfecto de aterrizajes forzosos, la guía de cómo curar las heridas. No por algo terminamos siendo el amigo de la persona que más necesita de uno.
Regresando al ejemplo, El mundo convulsiona y nace así una montaña, montaña nueva, dolorosa. Luego con el pasar del tiempo y cerca al cielo, la montaña se cubre de musgo: Empieza, otra vez y felizmente, la cadena de la vida.
El temblor y la montaña
viernes, 26 de octubre de 2007
Escrito por @KNO_Z a las 7:40 a. m.
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2 comentarios:
jaja manya que si, lo paja de que a veces te caigas y te saques la mierda esque luego te puedes parar y mirar a todos lados de un punto de vista diferente y mas optimista, y eso ES VERDE.
"No por algo terminamos siendo el amigo de la persona que más necesita de uno".
Esta frase es muy buena. Mi estimado Kaño hoy me sentí enemigo del mundo pero es parte de la vida saber que el mundo no cambiará, será el mismo, te retará y te hará crecer a dolores.
Despues de cada caída uno se levanta sabiendo que otra vez las mismas aguas no vuelven a circular por el mismo rio, si mi analogia greco filosófica es entendible pues traté de decir que una caída es un aprendizaje más, un detalle de los tremendos sucesos que a nuestra humanidad esperan pero que no se volverá a repetir porque ya saboreamos el desagrado de un colapso, de un quiebre, de un desamor, de una derrota , etc. Un amigo mio me dijo una vez: "admiro tu instinto de supervivencia" y de eso creo que se trata la vida, de vivir y sobrevivir porque en este escenario darwinniano de selección natural sólo los mejores quedan para la posteridad y si nuestros genes estan pululando en el mundo desde hace 5 mil años a mas, solo nos queda caer, renacer, contemplar y avanzar... Adelante mi Kaño ;)
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