domingo, 27 de mayo de 2012


Desando la ruta y miro a mi paso el vasto sembrío que con el mar muere
sería que la sombra proyecta infinito en ese mañana que nunca va a anclar
Y el árbol inclina su cuerpo veteado con esa esperanza de hacer el gran salto
que imiten mis gráciles saltos que turban la niebla acaso un instante

Cierto es tanto tu rostro como mi misterio en tanto guardianes nos quieran guardar
ajenos a los vientos condicionales perfectos de echar a andar como verbos húmedos 
No importa cuán fuerte resople hacia el este si aquel responde con la misma fuerza
Si mi nave reposa en la cuña cóncava, angulosa y estriada que me has concedido

Qué fuerte el eco de tu alma que entre guiños lame la arena de mi fuego
y desdibuja las efigies de un idilio que duermen de espaldas a la costa
Será que no he marchado a capturar tu cielo porque he marchado luego
y he vuelto a entorpecer mi paso para que ese mañana no me halle a la mar.

0 comentarios: