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En el primer movimiento
veo al tren acercándose
la obertura, anunciándose
y la única real satisfacción
es verlo llegar con su silbido
El metal, el rudo acero
corta mis ojos expectantes
que crecen como niños
Como si toda su vida
esperaran ese momento
El segundo movimiento es frío
largo, un desconcierto metálico
es una tumba a saber de las bocas
un comentario suspendido en el aire
no quiere más que esté aquí brillando
La puerta se abre, duele entrar
es invasivo para el alma lo que siente
es besar y besar para siempre en postales
mirar atrás y saber que el camino es uno
y corre sobre traviesas que se reducen
Y llega amargo el último movimiento
que a veces es la agenda cuando avanza
cuando se siente venir el último llamado
la reunión impostergable del corazón
que tiene siempre la tinta fresca
Al volver la cabeza atrás
el sol cae y el viento despeina
y un pañuelo se agita a lo lejos
alguien llora a lo lejos
y yo siento, a lo lejos.
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