La madre durazno ha parido dos frutos
los ha lanzado al mundo de mañana
Prendieron dos duraznos
no se miran, aún morando el uno junto al otro
En las tardes que se suceden acomodan sus raíces
entreveran los espacios en la tierra
Es un durazno al fin, informe, infértil, bicéfalo
para sudarla es que sorbe la dulzura del subsuelo
Él/ellos y la tierra yacen,
la madre también ha muerto.
La madre y el mounstro
sábado, 24 de enero de 2009
Escrito por @KNO_Z a las 1:31 a. m.
Tags> poema
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