Arremeto iracundo para provocar la caída
de todo ese orden enfermo
como una marioneta espasmódica
que se ensaña dibujando cielos azules
Aquí es cuando me ahogo
en la tersura del cuerpo pasajero,
un recuerdo duele en el fondo
de todo aquello que se sabe ido
y dejo entre mis cosas, en desconcierto
a un grupo de ciegos perdidos
en tanta inconstancia de neblina diurna
Los ciegos
domingo, 13 de julio de 2008
Escrito por @KNO_Z a las 1:28 a. m.
Tags> poema
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